Miguel

Publicado por garvidal en

A Miguel le gustaba decir que a él lo habían nacido en Argamasilla de Alba, aunque, en realidad, su alumbramiento tuvo lugar en Cinco Casas. Era el pequeño de seis hermanos, cuatro chicos (Julián, Bernardino, Cristóbal y él) y dos chicas, Pepa y Lourdes. Cuando él nació ya vivían en aquel pueblo de colonos creado por el régimen franquista en el que, a cada familia que se trasladaba allí a vivir, le asignaban una vivienda de unos setecientos metros cuadrados con granero, porche y cuadra, y una parcela de tierra, de la que deberían subsistir, de entre seis y nueve hectáreas. Al principio debían dar la mitad de la cosecha en pago al estado; nada era gratis durante la dictadura, ni tan siquiera sobrevivir. Al pasar el tiempo les permitieron quedarse en propiedad con casas y tierras a cambio de un pago anual durante casi treinta años que Herminio, el padre de Miguel, reunía peseta a peseta quitándose, si era preciso, hasta el pan de la boca.

Miguel nunca tuvo una relación muy estrecha con sus hermanos ni con su padre. En cuanto los chicos se tenían en pie iban a trabajar con Hermínio al campo mientras las niñas se quedaban en casa cuidando de los animales que poblaban la cuadra. Y a Miguel, de constitución rolliza y apetito voraz, le gustaba más quedarse a las faldas de su madre mientras ésta cocinaba que ir con el resto de los hombres de la casa a las duras faenas del campo. Si le preguntaran un olor de su infancia, él recordaría el del sofrito, un sonido el chasquear de la cebolla en el aceite o el burbujear del puchero. Miguel había nacido para comer y, sobre todo, para cocinar.

Pidió a sus padres poder estudiar y, pese a que Herminio siempre se negó (nunca había suficientes brazos para el campo), a través de su madre, que veía en él un futuro más venturoso, pudo al menos comenzar en el colegio de la cercana villa de Argamasilla de Alba. Allí escuchó por primera vez el acento dulce del sur del que se enamoró sin remedio. Las maestras de aquel colegio provenían, en su mayoría, de Andalucía, al ser Argamasilla una pueblo relativamente cercano al paso de Despeñaperros. Si encontraban trabajo como maestras en La Mancha solicitaban destino en algún lugar cercano a la autovía del sur para poder volver los fines de semana a su tierra. Y allí Miguel se enamoró de Lola, de Linares, de Mari Carmen, de Luque en Córdoba, de María de Granada, de Fátima, de Lourdes, de Águeda y de todas las mujeres que, a partir de entonces se cruzaron en su vida.

Miguel nunca dudó que su destino sería vivir en el sur.


1 comentario

Lola · 1 mayo, 2021 a las 22:32

Miguel se enamoró del sur, del acento, de sus mujeres.Y al sur volvimos todas con un pedacito de La Mancha en el corazón, un pedacito de cada pueblo, de cada colegio, de los niños especialmente de esos amigos que, desde el comienzo, pasaron a formar parte de nuestra vida
Mil gracias.

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