Su última tarde

Publicado por garvidal en

Pasó sobre la barandilla del balcón de nuestro dormitorio y se quedó mirándola. Puedo jurarlo. Aquel gato se detuvo, con elegancia, y sin emitir el más mínimo sonido la miró, durante un instante, quizá más tiempo, no podría decir cuánto. Todos los que estábamos alrededor de la cama en la que ella descansaba nos quedamos en silencio sorprendidos por la repentina aparición del animal. Tan sólo el ventilador del techo rompía el silencio con su eterno giro. Y lo supimos. Durante todos los años que habíamos vivido en aquella casa nunca un gato había transitado por nuestro balcón, así que aquella visita inesperada no nos pareció casual. Había venido a despedirla, a anunciarnos su partida. Él lo sabía, podía verla apagarse, marcharse, y por eso la miraba, a ella. Ni tan siquiera desvió su mirada a ninguno de los que la rodeábamos aquella tarde, su última tarde. Con la misma calma con la que llegó, el animal comenzó de nuevo a andar y despareció por el extremo contrario. Ya nunca volví a verlo, Quizá, algún día, venga a mirarme a mí.

Categorías: Microrrelato

1 comentario

Yolanda · 20 enero, 2022 a las 16:14

Inquietante..

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