Amanecer

Publicado por garvidal en

Sacrificar el sueño era como el paladeo de un caramelo. Su presencia lo atrapaba, la respiración calma de su dormitar, el dulce olor que emanaba su piel, el tacto cálido de su abrazo y el brillo que la luz pálida filtrada por la ventana producía sobre su rostro lo dejaban indefenso ante la vigilia. Alargar el tiempo a su lado era la misión imposible de vencer al cansancio, la lucha perpetua contra la deriva de los párpados y el derroche del silencio sobre la cama que los arropaba. Cubrir su espalda desnuda con su pecho y atarse a ella con el nudo de sus brazos, tener la piel como única frontera y respirarla, navegar por las líneas de su cuello, como el mapa liviano que conducía a su boca, esos labios apuñalados de besos que ahora, entreabiertos, se le antojaban fruta madura, eso era la noche para él. Cuando llegó el amanecer, como el traidor profano que es, lo encontró derrotado junto a su ausencia temprana.

Categorías: Microrrelato

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