Una nota dulce en la mirada

Publicado por garvidal en

Siempre iba vestida con una nota dulce en la mirada, un Sí bemol o un Fa sostenido según el día. Alternaba el color de su voz, poniendo siempre el de temporada con algún toque de ocre, que combinaba con todo, y añadiendo campanillas a su caminar, con aquella preciosa forma de Clave de Sol que arropaba sus caderas. Nunca subía más de cinco escalones seguidos, y dos más con los descansillos, pero aun así le encantaban las escalas en las que podía jugar con los semitonos saltando entre baldosas blancas y negras. Aunque le habría gustado ser de viento, la vida la había atado con las cuerdas tensas del destino a la madera de su alma, que reverberaba en cada rasgueo del arco del tiempo, arañando quejidos en un Adagio las tardes tristes o con una brillante melodía de aquellas sonrisas que le decían Allegro ma non troppo vivace. Le encantaba ser abrazada, pulsada con pasión, pasar del gruñido bajo al más intenso agudo, sentir su cuerpo acariciado con la delicadeza de una arpista, marcar el ritmo complejo de cada respiración de cada suspiro a través de los graves de su vientre, ser palmeada con el sonido arenoso de un cajón flamenco, besada en los labios como la amante de un saxofonista. Ella era música, el sonido de la lluvia, la melodía de las olas contra la playa, los silencios entre canciones, la brevedad de las corcheas y el ronroneo de la felicidad. Y siempre, siempre, vestida con una nota dulce en la mirada.  

Categorías: Microrrelato

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