Remiendos

Publicado por garvidal en

Beatriz tiene un agujero para cada calcetín. Es cómo si los juguetones dedos de sus pies desearan una libertad que ella no puede darles, horadando túneles a través de la lana, del algodón o de la seda. Sus pies, sus pequeños pies, sueñan sandalias, añoran pisar descalzos la arena de la playa en las mañanas cálidas del verano temprano, hoyar la fresca hierba de los prados de la infancia que el tiempo empantanó y posteriormente secó. Beatriz tiene polillas en el alma y sus recuerdos usan los agujeros para escapar de la prisión en la que ella los guarda impregnados de la naftalina del olvido. Beatriz tiene un pero para cada sueño, un imposible para cada deseo y un lapicero que ya no escribe, abandonada la voz que soñaba paseos entre las estrellas en el ronco gemir de lo cotidiano. Los álbumes de fotos son para ella postales que el pasado le envía para redimirla, perdones que la absuelven en la confesión de pecados que no llegó a cometer por miedo y por vergüenza y que ahora le pesan dentro de la mochila de las oportunidades perdidas. Los sabores que no probó ahora le amargan y las lágrimas derramadas dejaron surcos en su rostro en los que ya no crece la hierba. Añora el eco de su voz cuando cantaba a todo pulmón entre las montañas de la locura que eran las horas bajas de las discotecas, cuando la piel es más sensible y el mundo impar se vuelve demasiado angosto, cuando quedan restos de serie que han de ser bastante para llenar los huecos de las camas frías. Beatriz remienda con hilo de anhelos los agujeros que la vida le causa, con puntadas enhebradas de suspiros y un dedal de plata en el corazón.

Categorías: Microrrelato

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