El riachuelo

Publicado por garvidal en

Silbaba al caminar, con las manos jugueteando en los bolsillos de sus amplios y ligeros pantalones de lino; sobre su cabeza un panamá de cáñamo que la protegía del tímido sol de aquella mañana de verano y un pañuelo sobre sus delgados hombros, desprotegidos por su blusa de tirantes, dispuesto para prevenir el fresco aliento de la brisa matutina. Había dejado sus sandalias en la orilla y doblado ligeramente los bajos del pantalón, aunque al caminar sobre el riachuelo, el agua fresca y saltarina los había alcanzado cargándolos con su peso. Algún croar desafinado y el rascar intenso de las chicharras la acompañaban en el baile de sus pies descalzos sobre el lecho arenoso, coreando la versión poco amable del “I want to live in America” que no podía sacarse de la cabeza esa mañana de domingo. Todavía tenía el sabor del café que había tomado en la terraza del mirador, contemplando el valle cargado de una neblina que asemejaba algodón de azúcar, y en el rostro le brotaba la sonrisa dulce con la que lo recordaba. Lo había dejado dormido y se había deslizado como un fantasma fuera de la habitación para poder reflexionar sobre todo lo ocurrido aquellos días, tocada por una magia que creía extinguida en su interior, impregnada de una constante sensación de paz que la acunaba. Todo lo que creyó sobre el amor había quedado destronado ante la nueva mujer en la que se había transformado. Cerró los ojos y dejó que la corriente pasara sobre sus pies como una caricia mientras creyó poder sentir todavía su abrazo.

Categorías: Microrrelato

0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.