Humildes

Publicado por garvidal en

La valentía de sobrevivir era la única que podían permitirse. Para el resto tan solo agachar la cabeza y aplacar su furia. La vida era eso, llegar a la cama sin demasiados daños, sin heridas incurables o pérdidas irreparables. Eso les habían enseñado desde pequeños, desde que los señalaron con el dedo enjoyado que los determinó pobres. Luego, las oportunidades inalcanzables que nunca tuvieron, la educación de segunda, la luz tenue bajo el techo de cristal que los ahogaba y las miradas de desprecio por su clase, por no tenerla, por no poder aspirar a ella. Se supieron mercancía desde que se vendieron la primera vez, alquilando su tiempo, su alma, a veces incluso su cuerpo para poder comer, sin más herencia que una tempestad contenida, que una rabia sin destino. Les dijeron que su voto valía tanto como el de cualquiera, pero no les contaron que aquellos a los que votar siempre miraban por los otros, los llamaron a gritar para aplacar sus gritos y, como pastores, los llevaron por cañadas de reyes que se mofaban de su humildad mientras derribaban paquidermos. Por las noches les dejaban soñar, con historias falaces sobre su futuro y el de sus hijos, les soltaron hilo para amarrarlos más fuerte, como las cometas intentando escapar antes de caer derribadas por el mismo viento que las eleva. Y al final, muy al final, cuando ya fue tarde para la revolución, se dejaron arrastrar a la miseria mientras escuchaban sus risas.

Categorías: Microrrelato

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