Microrrelato
Dalila
Cuando terminaba la jornada, le gustaba girar el cartel que pendía de una ventosa en el cristal de la puerta de entrada a la peluquería, para que mostrase la cara en la que podía leerse: “No le crecerá mucho el pelo, seguro que puede esperar a mañana”. Después cerraba su Leer más…