Viernes de dolores

Mi abuela siempre hacía rollos fritos los viernes de dolores. Recuerdo el olor de la masa, que mezclaba con aquellas manos sabias manchadas por la edad, manos que moldearon tiempos duros como amasaba la harina junto al agua, con ímpetu, con determinación y, siempre, con aquella sonrisa pícara. La recuerdo Leer más…

Abril

Ese año nevó en abril. No era lo habitual, aunque los más viejos del lugar recordaban una copiosa nevada a mediados de abril de hacía casi cincuenta años. La altura que alcanzó la nieve en aquel entonces crecía cada vez que contaban la historia, al amparo de la estufa de Leer más…

Cincuenta vueltas al sol

Ya son cincuenta, las vueltas dadas alrededor del sol. Quizá la inercia del giro sea la que produce este vértigo, esta sensación de haber sobrepasado, hace tiempo, la mitad de un camino extraño, de transitar una senda que solo permite ser surcada en una dirección, sin vuelta atrás, sin detenerse, Leer más…

Batallas

No lo vio venir. El golpe fue tan duro que el dolor llegó cuando cesó el zumbido en su cabeza. El oxígeno negó a sus pulmones y el suelo osciló bajo él como un terremoto, como si la existencia tirase de él y lo empujase al mismo tiempo. Lo más Leer más…

Puzle

Se abandonaba al recuerdo de las tardes plácidas de finales del verano, con el sabor de la melaza en los labios y la memoria de su piel todavía impresa bajo la suya propia. Para ella, viajar a aquel tiempo era como desgajar una naranja, sentir el jugo dulce del pasado, Leer más…

Nuestro futuro

Espalda con espalda se encontraron entre la bruma y los bostezos de un café de sábado por la mañana, con dos porras y una tostada con aguacate sobre pan de semillas que crujía, como su alma cuando se perdió en su mirada. Perdón, disculpa, sorry, se te ha derramado un Leer más…

Pasillos

Pudo llevarla hasta la puerta de la mano, pero no entrar con ella. Allí, entre una nube de batas verdes y rostros ocultos tras mascarillas, fue devorada por la mandíbula de un dragón de afiladas puertas, que batieron tras su paso como alas de murciélago. Y el pasillo quedó en Leer más…

El olvido

No se reconocía en las fotografías que poblaban sus estantes ni en los espejos burlones del pasillo. Aquella enfermedad tenía un nombre, pero él la llamaba olvido, el olvido que devoraba su pasado, que se divertía desordenando sus recuerdos, sacando de los baúles de su memoria retazos de tiempos pretéritos Leer más…

El invitado

Sentado a la mesa se deleitaba con las descripciones de los platos y los comensales que lo rodeaban. Después caminaba hasta la cocina acompañando al protagonista mientras este hablaba con un personaje secundario de esos que aparecen y desaparecen en las historias y de los que, a veces, uno termina Leer más…