Apláusos

Volver a casa era siempre tan complicado como lo fue para Ulises regresar a Ítaca. Los cíclopes siempre mostraban su ojo rojo, las calles, empapadas de gente, le enviaban galernas de seres humanos que la llevaban a luchar contra la marea, cada paso era una derrota, cada metro un infinito Leer más…

La hoja

Caminaba por la mañana sombría, húmeda por el parto del día que despertaba conmigo. Los días de otoño despiertan tristes, como los abrigos olvidados en las perchas de los hoteles durante el verano. Una pátina delgada de rocío se desperezaba por las calles empapando las ramas de los plataneros que, Leer más…

La muerte

Cuando la muerte llegó a por ella no la encontró en casa. Sorprendida, la Parca miró en todas las habitaciones, inhabitadas, llenas de ecos, pero no estaba allí. Se sentó a esperarla en el sofá. Era cómodo. ¿Qué problema había con que la dama blanca se tomara un leve descanso? Leer más…

Invisible

Se sorprendió al ver su reflejo en cristal del escaparate de aquella pastelería que tanto le gustaba. Aquello descabaló su teoría más extendida, la de que era, en realidad, un vampiro. Bueno, no solo el reflejo, quizá también que fueran las diez de la mañana y que anduviera a pleno Leer más…

Humildes

La valentía de sobrevivir era la única que podían permitirse. Para el resto tan solo agachar la cabeza y aplacar su furia. La vida era eso, llegar a la cama sin demasiados daños, sin heridas incurables o pérdidas irreparables. Eso les habían enseñado desde pequeños, desde que los señalaron con Leer más…

Consuelo

Caminaba a un paso de su madre, llorando desconsoladamente. Ella lo seguía con paso rápido, intentando alcanzar al pequeño que corría como una exhalación mientras lloraba. Pensó en lo veloces que son los niños, con esas piernas pequeñas, con esos pasos dubitativos, que corren sin mirar muy bien dónde van, Leer más…

La primera niebla

La primera niebla de otoño los sorprendió, todavía con los ojos llenos de verano. Las hojas de los árboles y los primeros edredones cayeron sobre calles y camas, se pintó el atardecer los labios de naranjas y rojos y comenzaron los sofás a pedir tregua bajo las mantas que escaparon Leer más…