Microrrelato
El ratón de campo
Rodolfo era, tan solo, un ratón de campo. Su madre ya lo advirtió en cuanto lo vio en su camada, de los catorce hermanos estaba claro cual no iba a ser un ratón de biblioteca como su tío Julián, al Leer más…
Rodolfo era, tan solo, un ratón de campo. Su madre ya lo advirtió en cuanto lo vio en su camada, de los catorce hermanos estaba claro cual no iba a ser un ratón de biblioteca como su tío Julián, al Leer más…
Era el mejor soplador de vidrio de todo el mundo. Sus creaciones adornaban los más opulentos palacios, las galerías más prestigiosas e, incluso, los museos más exquisitos. De sus manos habían salido copas en las que bebían Papas y reyes, Leer más…
Decían de él que era como un siluro en un lago de montaña, todos sabían que estaba allí, pero nadie había sido capaz de verlo, tan solo su silueta contra el agua, el rastro sobre la superficie espejada, el chapoteo Leer más…
Guardaba, en un pequeño bote de cristal, todas las lágrimas que había derramado a lo largo de su vida. No eran muchas, pero no era el número lo que importaba; existen almas que se quiebran con una sola y la Leer más…
Tenía la belleza de una ciudad en ruinas, el brillo decadente de Lisboa en su mirada, el caminar pausado de aquel que ya no tiene prisa por llegar a ningún sitio y la voz ronca como el eco de los Leer más…
Miró hacia atrás una sola vez, y fue suficiente. Alli estaba, mucho más joven, con aquella mirada vacía de miedos que el tiempo fue empañando, con la voz colgada de campanillas y aquella sonrisa, que emergía a la superficie sin Leer más…
El sonido que produjo la rotura del cristal de la ventana fue, tan solo, el preludio. El crujido del cristal dividiéndose, astillándose, era el presagio de la tormenta que se avecinaba. Las nubes, preñadas de grises, boicoteaban la tarde ensombreciendo Leer más…
Cuando terminaba la jornada, le gustaba girar el cartel que pendía de una ventosa en el cristal de la puerta de entrada a la peluquería, para que mostrase la cara en la que podía leerse: “No le crecerá mucho el Leer más…
Le obsesionaban las piscinas vacías. Eran como tumbas del verano, canteras profundas, heridas sin cerrar en la corteza de tiempos pasados, tiempos cálidos y venturosos que murieron en septiembre. Se acercaba a ellas con el vértigo de un miedo irracional Leer más…
La encontró malherida y maltrecha bajo una manta de escombros en la última planta de la torre. Cualquier otro la habría dejado morir allí, sin duda, pero su alma de carpintero se conmovió al ver como la vida escapaba de Leer más…